Digital Diplomacy

Digital Diplomacy
Think Tank *2012 Création du Hub, from Paris, France. Morgane BRAVO, President & Founder. *Avocat de formation, études & expérience Diplomatique, *Ancienne stagiaire (Blue Book) de la Commission Européenne, au Secrétariat Général. Bruxelles* Passionnée du Web depuis 1998. *Morgane BRAVO, from Paris, France. She's graduate Lawyer and have a Master’s degree in Diplomacy & Political Science...Diplomatic experience* Former trainee (Blue Book) of the European Commission, at the General Secretariat. Brussels*

samedi 29 juin 2013

*Forum "Open Diplomacy" : « La gouvernance mondiale, enjeux politiques et pratiques »*



  Bernard STIEGLER @mlemouel @RabahGhezali

Débat sur le thème « La gouvernance mondiale, enjeux politiques et pratiques » autour de : M. Justin VAISSE, Directeur du Centre d'analyse et de prévision du ministère des Affaires étrangères ; M. Rabah GHEZALI, Directeur des affaires publiques du groupe NYSE EuroNext ; M. Bernard STIEGLER, Philosophe.
#opendiplo


*Report : FORUM "OPEN DIPLOMACY" in Paris*

Best regards,
@MorganeBravo
http://diplomacydigital.blogspot.fr
http://unioneuropeenne.blogspot.fr/
http://mbravo.blogactiv.eu
https://twitter.com/#!/EcologieI      
   

*Report : FORUM "OPEN DIPLOMACY" in Paris*


Pénélope Liot
Co-présidente de Youth Diplomacy
Thomas Friang
Fondateur
Co-président de Youth Diplomacy




Le programme

Un programme révolutionnaire, tout un après-midi

le 28 juin 2013 | FIAP Jean Monnet à Paris.



Cérémonie d'ouverture

               Introduction sur le thème « Quelle sens de la politique à l'heure de la mondialisation ? » par Pénélope LIOT, co-présidente de Youth Diplomacy.


Crédit Photos ©Morgane BRAVO 
            

               Débat sur le thème « La gouvernance mondiale, enjeux politiques et pratiques » autour de : M. Justin VAISSE, Directeur du Centre d'analyse et de prévision du ministère des Affaires étrangères ; M. Rabah GHEZALI, Directeur des affaires publiques du groupe NYSE EuroNext ; M. Bernard STIEGLER, Philosophe.





Open Spaces

Les Open Spaces sont des espaces de brainstorming innovant, où une trentaine de participants d'âge et d'horizons différents débattent autour d'un thème pré-déterminé. 
 
Les échanges modérés par un journaliste, accompagné d'un community manager chargé d'animer la communauté virtuelle.




3 OPEN SPACES



Une réflexion collaborative sur la gouvernance mondiale




Open Space 1 : Quel monde voulons-nous ?
Open Space 3 : Ultra-localité ou globalité, ont-ils tous raison ?

Open Space 2 : Qui sont les maîtres du monde 2.0 ?
Modérateur : Arnaud Castaignet
 Photo OS2: Daphné Joseph-Gabriel    @PBGoutagny @mihaidobrin     Lee Yi-jung  @yoannduval  
@MorganeBravo

Avec les Printemps Arabes, le monde entier a pu assister, éberlué, à l’effondrement de régimes qu’on imaginait pourtant infatigables depuis des décennies. Qui sont les représentants de ces révolutions d’un nouveau type ? Si les nouvelles technologies permettent la création inédite de mouvements d’ampleur, font-elles pour autant émerger de véritables leaders ? Quels acteurs sauront mettre à profit ces nouveaux outils ? A l’heure de la diplomatie numérique, qui seront les maîtres du monde 2.0 ? La société civile pèse de plus en plus sur les décisions des gouvernements, peut-on penser que seuls ces derniers ont encore la responsabilité d'agir ? L’ère post-westphalienne des relations internationales, où l’Etat joue est concurrencé par les acteurs privés, ONG, FMN, est elle advenue ?

@wisdomdemocracy (à gauche).

 @mihaidobrin 
Patrick Boureille


 @PBGoutagny (à gauche)


@MorganeBravo @yoannduval

Twitter avec le hashtap #OpenDiplo.

jeudi 20 juin 2013

*La diplomacia y la vida...*

Video Conferencia
" "Un buen diplomático siempre parte hacia su nuevo destino con muchas recomendaciones y conexiones sugeridas. Llega con su valija y las relaciones que ha hecho y las nuevas que estas mismas le permitirán tejer…"

No debe haber otra carrera que enseñe más sobre la fugacidad de la vida que la del diplomático. En rigor, un diplomático es un ser que muere y renace, que fallece y resucita muchas veces a lo largo de su trayectoria profesional. Más aun, esta es definida por muchas muertes y resurrecciones. Lo he ido comprendiendo durante el ejercicio de mi cargo como embajador en México. El asunto se vuelve particularmente intenso durante las despedidas de diplomáticos que marchan a otros destinos y los recibimientos que se brinda a quienes llegan de otros países.
Cuando un diplomático se va definitivamente a otro destino, aflora una cadena de despedidas de sus colegas. Algunos me cuentan que son objeto de 10 o 15 despedidas, por lo general almuerzos o cenas, que deben atender sin descuidar sus gestiones de oficina. Los mal pensados dicen que las despedidas se suceden para que el festejado se vaya de veras. Cuando uno asiste a esas ceremonias, pareciera que quien se va seguirá estando presente para siempre en el país de donde se va. Pero al tiempo, con la llegada del sustituto y la proliferación de otras despedidas y bienvenidas en paralelo, queda de manifiesto otra verdad de la vida: todos nacemos para ser olvidados.

El diplomático no solo renace. Renace, pero, además, reencarnado en otra función y, tal vez, en otra persona. Cada nuevo puesto es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para cumplir con el nuevo cargo de otra forma, asentado en otras experiencias y expectativas. Un buen diplomático siempre parte hacia su nuevo destino con muchas recomendaciones y conexiones sugeridas. Llega con su valija y las relaciones que ha hecho y las nuevas que estas mismas le permitirán tejer.

Menciono todo esto porque hace poco tuve el privilegio de inaugurar una serie de conversaciones de la Academia Diplomática “Andrés Bello” con personalidades que ejercen la diplomacia desde la carrera misma o la circunstancia política. Fue notable ver que los jóvenes diplomáticos perciben el gran desafío que implica actuar en un mundo que cambia de forma vertiginosa, que se reinventa y se vuelve cada vez más exigente y específico, un mundo que demanda más conocimientos y creatividad del diplomático, una especialización que le permita desempeñarse con éxito en su carrera.

Pero del diplomático se espera también versatilidad y capacidad de adaptación a diversas culturas. Se dice fácil, pero no es fácil cuando se espera esa ductilidad a lo largo de toda una vida, cuando lo temporal o provisorio se convierte en constante. Implica algo más: ser capaz de enamorarse del país ante el cual ha sido acreditado. El diplomático es, en ese sentido, un amante constante pero infiel, un polígamo o un monógamo que se entrega a sucesivos amores. El diplomático se parece también al submarinista. Ambos viajan durante largos períodos en un microclima -la embajada y el submarino- y deben ser capaces de afrontar y resolver diferencias y conflictos para que ese espacio no se torne irrespirable. Ni el diplomático ni el submarinista pueden, al final de cada jornada, ir a tomar un trago con amigos o a pasar el domingo con familiares para “desconectar”.

Converso con diplomáticos de distintos países y compruebo que su realidad cotidiana no es solo el glamour que muchos imaginan. Aman su carrera y volverían a escogerla de nuevo, pero con los años aflora también en ellos -como en los marineros y los exiliados- el desarraigo. En ese sentido, me entiendo muy bien con los diplomáticos. En los últimos 40 años he vivido 36 fuera de Chile. El diplomático vive en dos mundos, la patria y el país que lo recibe, y a menudo idealiza la patria, pero tiene una tensión con ella: en la patria deja de ser, en el sentido original del término, diplomático.
El diplomático se asemeja también al actor. A través del actor habla Sófocles, Molière o Shakespeare. A través del diplomático habla su país. El diplomático es él y su cargo, él y el país que representa. Disfruté conversar con futuros diplomáticos chilenos, que ya afrontan los desafíos de un mundo globalizado, vertiginoso y fugaz, que todo lo replantea."
http://www.apuntesinternacionales.cl/la-diplomacia-y-la-vida/
 link

*La Paradoja de Twitter en Diplomacia*


"La reciente visita a Chile de Alec Ross, consejero en innovación  del Departamento de Estado de los EEUU, y sus charlas sobre comunicación y redes sociales en la Cancillería, pusieron sobre el tapete un tema clave en diplomacia hoy. 
Ross es una figura casi legendaria en la materia. Por encargo de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, él y su “socio” Jared Cohen, funcionario de la Dirección de Planificación,  dieron un gran impulso a la diplomacia electrónica en esa repartición,  hoy  a la vanguardia mundial en la materia. Tanto así que, a poco andar, Cohen fue reclutado por Google para dirigir  “Google Ideas”, y acaba de publicar, junto con el CEO de Google, Eric Schmidt, el libro La Nueva Era Digital.  Este libro, si bien discutible en sus planteamientos geopolíticos, es un importante esfuerzo por examinar el efecto de las TI en las relaciones internacionales y en la conducción de la política exterior, y lectura obligada para entender el nuevo siglo.

Una plataforma clave en esto es Twitter. Y ello nos lleva a lo que yo llamo la paradoja de Twitter en la praxis diplomática: por una parte, todo usuario de Twitter debe tratar de de ser lo más gracioso, provocativo e impredecible posible, para aumentar el número de seguidores (“es todo sobre los seguidores”).A mayor provocación, mayor respuesta,  mayor número de seguidores y mayor alcance de los mensajes. Por otra, esto es la antítesis de las prácticas diplomáticas establecidas. El humor no sólo rara vez resulta en diplomacia (sobre todo por escrito), sino que tiende a ser contraproducente. La provocación es considerada un acto poco amistoso, sino derechamente hostil. Y la impredectibilidad es lo último que los gobiernos desean en sus relaciones exteriores. Ello se añade a la naturaleza comprimida y espontánea de los intercambios en Twitter (limitados a 140 caracteres por mensaje, que los hace tan atractivos y estimulantes), polo opuesto a lo extenso y meditado del cable diplomático.
Si ello es así, y dadas las aparentes desventajas de Twitter en diplomacia, manifestadas en el escepticismo de muchas Cancillerías cuando apareció en 2006, ¿cómo explicar que Twitter haya “prendido” tanto en los círculos diplomáticos?


El Canciller (y ex- Primer Ministro) sueco, Carl Bildt, tiene, al escribir estas líneas, un total de 205,670 seguidores. Utiliza Twitter para trasmitir sus puntos de vista sobre los temas más variados, y provee enlaces para sus blogs y artículos de opinión, como una especie de megáfono para difundir sus escritos más extensos (en su condición de Primer Ministro, Bildt fue el primer jefe de gobierno en enviar  un mensaje electrónico a otro jefe de gobierno, a Bill Clinton en 1993; se le atribuye también el haber inventado el boletín electrónico, por el cual individuos circulan periódicamente textos varios a una red de amigos o conocidos). Hay un Canciller latinoamericano tan activo, que es conocido como “Twitterman”.
El ex-Vice-Canciller de la India (y actual Vice-Ministro de Desarrollo de Recursos Humanos), Shashi Tharoor,  prominente escritor (su último libro es Pax Indica) y ex-funcionario de la ONU, otro usuario muy activo (con 17,377 tweets), tiene  1,793,611 seguidores, muchos de ellos en su estado de Kerala. Mientras fue Vice-Canciller, sus “tweets” eran tan provocativos que varias veces lo tuvieron en las cuerdas.

Tal vez el caso más emblemático del impacto de Twitter en la praxis diplomática, sea el de Michael MacFaul, embajador de los EEUU en Rusia. Moscú no es de las destinaciones diplomáticas más fáciles para  los representantes del país del Tío Sam. La falta de acceso a los medios de comunicación tradicionales, y con ello de llegada a la opinión pública rusa, es sólo uno de los obstáculos que enfrentan.Sin embargo, el Embajador MacFaul, que antes trabajó en la Casa Blanca, enseñó en Stanford, y habla ruso, tiene 48,224 seguidores. Twitter le da una presencia-país que no obtendría de otra forma. El impacto de sus “tweets” se multiplica por Internet.

 Jon Benjamin, el embajador del Reino Unido en Chile, con 15,863 seguidores, y 4703 tweets, la gran mayoría en castellano, es otro buen ejemplo. Usando un humor muy británico (intercambio típico: Pregunta “¿cómo se atrevió a ser tan chévere? Respuesta: “chévere? eso suena a venezolano; soy bakán, po”) participa  en el debate nacional, opinando sobre temas tan controversiales como los derechos de los homosexuales, la última película sobre Margaret Thatcher o la guerra de las Malvinas. Para las Olimpíadas del 2012, se trasladó a Londres, desde donde fungió como auto-designado corresponsal cubriendo los juegos vía Twitter para sus seguidores en Chile, que ya lamentan su pronta partida a otra destinación, después de cuatro años en el país.

Así, las premoniciones iniciales acerca de los peligros inherentes para los diplomáticos en poner en una frase corta y cáustica lo primero que se les venga a la cabeza en relación a algo, han demostrado ser infundados. La brevedad de los mensajes se compensa con el amplio acceso que proveen las redes sociales, la rapidez de la comunicación, la economía de tiempo que implica, la posibilidad de llegar a nuevos segmentos de la opinión pública (como la juventud) y el uso de enlaces para textos mas extensos. Aunque ha habido casos de “metidas de pata”, ello no ha disminuido la creciente popularidad de Twitter entre los diplomáticos.

Ello se debe a los cambios en la diplomacia misma, en tránsito de lo que yo he denominado una “diplomacia de clubes”, a una “diplomacia de redes”. Esto significa el paso de una diplomacia tradicional, limitada a unos pocos actores, en su mayoría gubernamentales, a puertas cerradas, y destinada a firmar acuerdos, a una muy distinta. La “diplomacia de redes” implica vincularse a un número bastante mayor de actores, muchos de ellos no gubernamentales, a veces en público, y tratar de aumentar los flujos e intercambios entre los países, más allá de los acuerdos firmados. La tecnología digital multiplica en forma exponencial el número de actores a los cuales los diplomáticos pueden llegar. El auge de la diplomacia pública, otra expresión de la diplomacia de redes (y con la cual no debe ser confundida) va a la par.

 Nada de esto significa que el uso de Twitter en diplomacia sea fácil. El peligro de “meter la pata” sigue vigente, con las consecuencias del caso. Las palabras (sobre todo si quedan por escrito) son como flechas—una vez lanzadas, no pueden retirarse. Las cancillerías están muy consciente de ello, y varias de ellas han reglamentado el uso de Twitter. En algunos casos, sólo se puede usar para comunicados oficiales del Ministerio; en otros, como en India, Twitter solo puede ser usado por los jefes de misión; en otros, como en algunos países escandinavos, por todo funcionario.

Impulsado por la aceleración de la vida de hoy y la necesidad de llegar a la opinión pública, el uso de Twitter no es sino otra expresión del paso de la “diplomacia de clubes” a la “diplomacia de redes”. Los cambios de la revolución en las TI y la telemática en las últimas décadas han sido tan radicales que ni siquiera una profesión tan tradicional y marcada por prácticas y costumbres centenarias como la diplomacia puede sustraerse a ellos".